El uso por primera vez en el Parlamento español del catalán, el euzkera (vasco) y el gallego provocó tensiones, con la extrema derecha denunciando una nueva concesión del gobierno de Pedro Sánchez a los independentistas catalanes. Como protesta, los diputados del partido ultranacionalista Vox abandonaron el hemiciclo cuando hablaba en gallego un diputado del Partido Socialista de Sánchez y devolvieron los aparatos que permiten seguir la traducción simultánea al castellano.