La ancestral danza de los voladores de Papantla no solo asombra por la agilidad y gracia de las acrobacias aéreas, sino que también cautiva a través de la exquisita belleza de sus trajes tradicionales, que reflejan la rica herencia cultural y espiritual de este grupo étnico. Aunque algunos elementos han cambiado con el tiempo, y varían según la región, las referencias a su antiguo significado perduran.
Los danzantes visten camisas blancas adornadas con pectorales de tela roja, decorados con intrincados bordados y figuras geométricas que representan elementos de la naturaleza, pues este baile ritual remite a los puntos cardinales y a la esencia misma de la naturaleza. Uno de los aspectos más distintivos de la vestimenta es el «yelmo» o tocado que llevan los voladores. Este adorno, confeccionado con plumas multicolores, simboliza la conexión sagrada entre la tierra y el cielo, estableciendo la metáfora del volador como un ave.
Las chaquiras, espejos y flores son elementos que contribuyen a la confección de los diseños, agregando color y vida a los trajes de esta danza que, desde hace siglos, perdura como una tradición viva del pueblo totonaco. Por su importancia cultural, esta manifestación es reconocida como Patrimonio Inmaterial del Mundo, siendo un tesoro que celebra la conexión entre el pasado y el presente.