El mundo del fútbol se volvió a rendir a los pies de Leo Messi, ganador del Balón de Oro. El galardón, el octavo de una carrera inalcanzable para cualquier mortal del fútbol, le ratificó por enésima vez como el mejor jugador del mundo, en una ceremonia celebrada en pleno corazón de París en el Teatro de Chatêlet. El astro argentino se impuso a Haaland y Mbappé, los dos que opositan a ocupar el lugar de Leo algún día, pero que por el momento deberán esperar otro año más para lograrlo.