En agosto en 1911, el mundo del arte fue testigo de uno de los robos más audaces y emblemáticos de la historia: el robo de la Mona Lisa. Esta enigmática pintura, obra maestra de Leonardo da Vinci, desapareció de las paredes del Louvre en París, dejando perplejos a expertos, autoridades y público en general. La importancia de la Mona Lisa radica en su estatus como una de las obras de arte más reconocidas, icónicas e influyentes en la historia de la humanidad.