Y todo tiene sus razones. Adán Augusto ya en camino a la Presidencia, dio muestra estos últimos tres días, de preparación, audacia, inteligencia, y deseos firmes de ser el próximo presidente de México, no sólo porque lo diga él y sus intereses personales como los de cualquier candidato, simplemente porque lo que se ve no se juzga y lo dice con conocimiento de causa.
Tiene la edad, la preparación académica, la preparación política, la preparación profesional, vive y trabaja con solvencia, no solo la económica que es importante, la moral que es vital y ha sido preponderante en el transcurso de su vida en el trópico tabasqueño. Con una familia sin problemas de ninguna especie, que ha sido el motor que con o sin gasolina, forjó una unión ejemplar en todos los miembros de la misma, que han conseguido destacar en sus actividades distintas y personales de todas ellas y ellos.
Lo que se ve no se juzga, por supuesto, en la vida, el deporte y en la política, se pierde y se gana. López Obrador sabe. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, que lo que se ve no se juzga, y cuando fue necesario, ocupó el puesto de operación política más importante del gobierno de la República con óptimos resultados de respeto, capacidad, sin alaracas y sabios políticos como se estila en estos menesteres, la mayoría jóvenes, con la mayor ilusión de cumplir en un puesto, que en sueños nunca tuvieron.
Lo que se ve y se oye, no se juzga, nunca fue presuntuoso, platicar con el secretario de Gobernación nunca fue más sencillo y justo y agradable, políticos y ciudadanos, de todas las edades, puestos y clases sociales, fueron atendidos como nunca antes, y eso ningún mexicano que sabe de política, lo podrá negar, estar en la Casona de Bucareli, era una de las misiones imposibles. Hoy se fue un hombre a buscar la Presidencia, lleno de sencillez, amistad y cariño, hasta para sus enemigos, que estamos seguros no los tiene, y si los hay, seguro son aspirantes a mejores cosas en la vida, como todo ser viviente pretendemos.
No quiso renunciar al cargo que le dio la oportunidad AMLO de servir, le pidió en cambio, lo relevara de su encargo orgulloso de haber sido secretario de Gobernación, No aceptó recursos para publicidad, recorrió el país y cada estado varias decenas de veces, tal cual Andrés Manuel, y sin presunción, con carácter y con modestia cuando la necesitó, en reconocer lo que estaba bien o mal. Es un político que no regaña a sus contrapartes, el gobernador Alfonso Durazo, miembro distinguido de su partido, solamente días antes en su estado Sonora, se había publicado una disculpa, con López Hernández, donde, mencionaba que antes de cualquier campaña por iniciar, lamentaba profundamente, dado el cariño que le tenía, no poder apoyarlo, le externó “estoy con la jefa de gobierno” dijo, es una mujer íntegra y de trabajo, a la que aprecio por su respeto hacia mi persona, dijo el gobernador de Sonora. López Hernández, como es, distinguido y respetuoso, le contestó: “Hermano mío, eres todo un caballero y no solo no te lo aprecio me lo hayas dicho, también te felicito por tu lealtad a todos aquellos que con la misma lealtad y educación te tratan”.
Que pena fue ver a la señora Sheinbaum, maltratar públicamente al señor Durazo, dándole órdenes como un empleado, como si fuera una Diosa del Olimpo que todo se merece. No todo lo que relumbra es oro y sí es cierto lo que se ve, no se juzga, diría el tabasqueño, casi chiapaneco, López Obrador.
Es don Adán y por supuesto Durazo, de esos jóvenes sin pretensiones divinas, que trabajan en lo más alto de su capacidad y decencia. Es cierto, lo que se ve no se juzga, llegará quien tiene que llegar, la educación, la moral y la cultura, son lo importante para para triunfar en la vida. No hay nada de que presumir y mucho que aprender. Que así sea.